martes, 19 de mayo de 2009

EL MOMENTO DEL ADIÓS

Toda persona debe ser capaz de darse cuenta por sí mismo de que ha llegado el momento de marcharse, de dejar sitio a la sangre nueva, y más en especial los deportistas de élite. Es por naturaleza, la vida, incluida la deportiva y/o laboral, es un ciclo con un comienzo y un fin, es inevitable, así ha sido dede el principio de los tiempos y así debe ser.

Digo esto, por que considero que ha llegado el momento en que el gran capitán de la nave madridista debe entregar el mando. He sido, soy y seré Raulista, y por eso mismo creo que ha llegado el momento de que deje el paso libre, por que no tengo ninguna gana de ver cómo se arrastra por los terrenos de juego.

El "7" blanco tiene a partir de ahora una misión, importantísima, quizá tanto o más como la que ha desarrollado hasta el momento. No se puede negar lo obvio, su continúa lucha, su esfuerzo, su compromiso con el equipo, Raúl González Blanco es un trabajador nato e incansable, pero los años no pasan en balde para nadie. En los dos o tres últimos partidos se ha podido observar cómo le costaba llegar a algún balón, cómo ya no goza de la frescura, picardía y rapidez que le han caracterizado, y eso para el lugar que ocupa Raúl en un campo de fútbol es imprescindible.

Es normal, a nadie se le ocurrirá a estas alturas ni recriminarle ni echarle en cara nada. Es la ley de la naturaleza. Son 14 años dándolo todo, al 110% en cada partido, y se empieza a notar que tantos partidos le pesan, que ya no está para jugar los encuentros completos a estas alturas de temporada.

Pero Raúl, tiene que estar tranquilo, ya ha cumplido de sobra su misión en los terrenos de juego, y en los dos últimos años ha conseguido dotar de su fe, esfuerzo y sacrificio a otro jugador, joven, con ganas y que ha asumido ese carácter luchador e inagotable del capitán, y ese jugador no es otro que Gonzalo Higuaín. El argentino no da un partido por perdido hasta que el árbitro pita el final, le hemos visto ya en varios partidos creer y remontar la situación él solo por fe y coraje, y trabajar de forma incansable para el equipo.

El gran capitán ya ha inbuido de su espíritu a un jugador en el campo de juego, ahora toca dejar que sea éste el que continúe su marcha. Y ahora es el momento en el que el gran capitán debe involucrarse en otra misión, en otro trabajo impagable para el madridismo: dotar de ése mismo espíritu a los que lleguen, y nadie mejor que él para ejercer de Cicerone.

Nadie mejor que él, para explicar a los que lleguen quién es ese señor mayor al que se ve en el Bernabeu y al que todos llaman "Don Alfredo", nadie mejor que él para explicar a los que lleguen por qué el Bernabeu grita en el minuto "7" de cada partido "illla, illa, illa, Juanito maravilla", nadie mejor que él para explicar a los que lleguen quien és ese señor tímido que formará parte del equipo directivo probablemente llamado "Emilio Butragueño".

Así de simple. No se trata de elaborar un nuevo proyecto deportivo, cómo se está diciendo, es mucho más fácil que todo eso, se trata de recuperar el proyecto de siempre, el que siempre ha estado ahí, se trata de recuperar al Real Madrid. Y si alguien puede y debe trabajar para eso fuera del terreno de juego, ése es Raul González Blanco.

Y mientras tanto el club debería plantearse retirar el dorsal número "7", al más puro estilo Chicago Bulls" con el 23 de Jordan. Por lo menos hasta que aparezca un digno sucesor de los dos "7" por excelencia del Madrid, y me temo, que para eso falta bastante tiempo.